martes, 28 de abril de 2009

Suspìcion

Se encuentran frente a una puerta cerrada. Deciden entrar, por que algo allí dentro parece inquietarlos. Al hacerlo, se encuentran una habitacion totalmente a oscuras, pero en su cabeza pueden preveer ciertas cosas. Los invito a posarse en esta situación.

Figurense una mano. En cámara MUY lenta, vayan alejando el plano. No agreguen cosas, sigan figurándose solo la mano. Tiene uñas, pintadas de rojo. Aparentemente quien las pintó lo hizo mal, ya que se le ha corrido el esmalte hacia otros sectores de la mano, manchando la misma. Posiblemente fuera un hombre. Los hombres no servimos para pintar uñas ((por suerte para la heterosexualidad)).

Ok. Cambiemos el cuadro ahora. Imaginen que ven un pie ahora. Nuevamente vamos ampliando nuestra visión hasta hacerla casi panorámica. Vemos el pie inclinado sobre el piso, de alfombra, de color cereza, o quizás color frutilla. No cabe duda que es el color de una fruta. No por ahora al menos. Y personalmente, no se bien cómo llamar los colores, asi que busquen alguna tonalidad del color carmesí para nombrarlo.

Bien. Otro repentino cambio de escena. Vislumbren la otra mano ahora. Retiren su visión e imaginen todo el brazo, y frenen ahi. Pongan en juego su imaginación auditiva: oyen el ruido como de pasos, pasos de una bota que hacen "clack, clack, clack". Escuchan también un ruido como de motor de lancha, y hasta parece que hay una gotera. Todo parece indicar que el dueño de casa está arreglando una cañería.

Finalmente se dignan a prender la luz.

Postrada en el rincón derecho, una mano ensangrentada hasta las uñas con la palma para abajo gotea sangre. A medio metro suyo, el pié con los fluidos de frutales colores esta tirado, rodeado de gelatinosas sustancias. Y por último, los ven: el dueño de casa, saltando en una pata calzada con una bota, ausente de la otra, y también de su mano inhábil. En la bañadera, un hombre amordazado de manos y pies, con una cinta en su boca que le impide hablar. El primer personaje los mira entonces a los ojos, atemorizado, y dice: - Puta madre, sabía que algo me estaba saliendo mal.

Lifeline

Él era un hombre normal. Su vida era normal, sin sobresaltos. Sus memorias eran normales, amistades, recuerdos, amigos, amores. Inclusive sus fobias eran normales, cucarachas, muerte.. y sobretodo, alturas.

No estaba realmente seguro de temer a las alturas. Nunca había estado en un lugar lo suficientemente alto como para hacerlo. Pero había algo de ellas que lo aterraba, algo inexplicable con palabras para el al menos. Y era ese algo el que tanto lo preocupaba, el que todas sus noches lo sumergía en placenteras pesadillas inconclusas. Sabía que esto debía terminar algún dia, por lo tanto, tomó la iniciativa y decidió poner un punto final a esta situación.

Tomó sus petates y enfiló entonces hacia el centro del bosque. Siguió el sendero, y sin mirar atrás decidió trepar al árbol más alto sin mirar abajo. Pensaba que así solucionaría algo quizás.

Pie. Mano. Pie. Mano. Trepaba sin parar hasta la cima de aquel robusto y firme pino. Cuando llegó al objetivo, comprobó con tanta alegría como melancolía que su miedo era demasiado real, pero quizás hayan sido esos 50 metros al suelo los más felices que cualquier hombre haya vivido.