sábado, 26 de abril de 2008

Uno se enamora…

Uno se enamora de tus pasos y del champú con mazanilla.
Se enamora de invitarte un café, y del olor del café y del rouge en la servilleta de los bares del centro. Uno se enamora de tu forma sutil de evitar pagar la cuenta.
Se enamora de dormir en cucharita, de hacer el amor toda la noche, y los domingos y las mañanas de los lunes. Se enamora de llegar tarde a la oficina con el pelo mojado y una sonrisa de luna llena.

Uno se enamora de las pecas y de las actitudes. Se enamora del huequito en tus cejas cuando te enojás, y de la comisura de tus labios cuando te reís; y se enamora de todas las palabras que empiezan con “b”, porque en tus labios tienen forma de beso.

Uno se enamora del café con leche a la mañana y de las tortas fritas en los días de lluvia. Y de las lluvias. Uno te ve en las gotas cuando se repican contra el techo, y en las ventanas empañadas y en los corazones dibujados con los dedos.
Se enamora de la sopa instantanea, del filét y de la comida china. Se enamora de regar las plantas, de llevarte un ramito de jazmines, de las velas y del humo y de los sahumerios.

Yo me enamoro, cada una de las veces que te imaginó
y de la imaginación misma...
y de las mismísimas ganas de enamorarse.

Uno se enamora…

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